Un Huevo Frito
El huevo tiene mil características y cientos de contradicciones. A los que ya tenemos algunos años nos ha tocado pasar por varias generaciones del huevo: la última maravilla, el peor veneno, el alimento indispensable en una dieta sana, notable capacidad para aumentar los niveles del colesterol, genera dolencias en el hígado, ideal tres al día, jamás consuma más de dos a la semana, etc, etc, etc…
Otra gran contradicción: resulta que ahora el huevo no es la famosa e inmensa macrocélula visible como nos lo hicieron creer en el colegio, la yema ya no es el núcleo, la clara no es el citoplasma y menos la cáscara la membrana.
Este “cuerpo germinativo producido por las aves en su proceso de reproducción” es un elemento básico en la dieta de la mayoría de los humanos, y un buen recurso para quien siendo vegetariano no ha llegado al límite vegano. Es una fuente de minerales, vitaminas, proteínas y grasas con bajo aporte calórico. La yema contiene la mayoría de los nutrientes del huevo y el componente principal de la clara es el agua.
Dentro de los amantes del huevo podemos encontrar varios tipos: los que sólo comen clara, los que les gusta crudo, los que se mueren de rabia si se revienta la yema al chocar con la cacerola, los que sólo lo comen revuelto, los que lo odian, los que aman el huevo duro o de paseo grisáceo y muchos más.
Pero vamos al huevo frito: no me digan a los que les gusta este producto y todavía lo consumen completo, que un huevo frito no es lo máximo. Quien lo ve tan fácil, y no es así. Un huevo frito depende de muchos factores y para mí el principal es el recipiente en el cual se fríe: la cacerola. He usado muchas: las de aluminio que se brillan con esponjilla, las recubiertas de Teflón®, las francesas, pero definitivamente la ideal para hacer un buen huevo frito es la de hierro fundido.
¿Porqué la de hierro fundido?
Por varios motivos, si el huevo se hace con mantequilla normal o clarificada no se pega y crea un crocante en el parte inferior absolutamente delicioso. Me gusta la clara bien cocida y la yema no muy blandita, si el huevo se voltea dentro de la cacerola, la yema queda dura en los extremos y blanda por dentro. Otra cosa que me encanta con el huevo frito es el queso, así que una buena tajada de este sobre el hierro (debajo del huevo) es una delicia, el queso se derrite y no permite que el huevo se cocine más de la cuenta.
Definitivamente, recomiendo el hierro fundido para la preparación de un excelente huevo frito.
Por: Mónica Restrepo Isaza