Máquina de Moler o Molino de Granos (Segunda Parte)
Las segundas partes casi nunca son buenas, pero esta era necesaria para completar y ampliar el tema.
El molino Victoria ha caminado… quien lo ve tan “colombiano” y se lo topa uno en los mercados de Sur América, en Perú, Bolivia, Ecuador y Venezuela; y en los de Centro América en México, Honduras, Guatemala y Nicaragua. Su uso está relacionado con la cultura del maíz, tortillas y arepas de todo tipo, y también para moler especias.
En la fabricación de arepas, especialmente en Venezuela y Colombia, el molino de granos no se utiliza para triturar el maíz, sino para moler la masa ya macerada; o sea el maíz pilado y hervido el día anterior, cuando ya esta blando.
En México y Centroamérica la población indígena consumía el maíz ablandándolo mediante la cocción y maceración con agua y cal; proceso que aún esta vigente y se conoce como nixtamalización, posteriormente se amasa y forman las tortillas. La función de la cal es neutralizar la acidez del maíz.
Es muy emocionante recorrer el Mercado Central de ciudad de Guatemala. En él encuentra uno todo tipo de productos desde pollos con huevera hasta caballitos de palo, velas, y flores de todos los colores; pasando por la sección de tortillas y granos, donde todo es amarillo y de pronto… aparece un Molino Victoria con una bella mujer al frente, moliendo semillas de calabaza, utilizadas como condimento.
Cada país, cada cultura utiliza el molino con un propósito diferente. Camerún y Nigeria, países a los que también se exporta el molino Victoria; han sustituido el pilón por el molino y lo utilizan principalmente para moler maní.
Uno de los usos más particulares, posiblemente por querer volver a lo artesanal, lo encontramos en Estados Unidos y Canadá, países bastante desarrollados comparados con los anteriores.
El molino de granos es utilizado para la producción de cerveza casera y es comercializado por empresas que lo promueven como uno de los elementos esenciales e indispensables en el proceso de fabricación de esta bebida alcohólica, no destilada y de sabor amargo que tanto les gusta en el norte y que cada día crece una gran cultura alrededor de ella.
Definitivamente, una máquina de moler tiene historia e historias; y para terminar les cuento a algunos y les recuerdo a otros la anécdota de Tola y Maruja, amigas inseparables, que pocas veces se han enojado:
Un día cuando Tola le prestó a Maruja la máquina de moler para las arepas y ella se la devolvió sin el trapito que le ponía al tornillo de la manigueta para ajustarla muy bien Tola se puso furiosa y no le habló en muchos días porque el trapito tenía su valor sentimental: era del primer pantalón largo de su hijo Januario.
Por: Mónica Restrepo Isaza