Se les llama “hornos holandeses” gracias a Abraham Darby quien en 1704 viajó a Holanda para investigar sobre la producción de hierro fundido en dicho país y los diferentes usos que le daban al mismo. Quedó sorprendido al ver este tipo de ollas, ya que la superficie de la tapa era totalmente plana para que se pudiera colocar encima de este brasas o carbón calientes para obtener así calor en la parte superior a la hora de preparar panes, galletas y/o hornear tortas. Debemos tener en cuenta que en aquella época no existían los hornos domésticos o convencionales, así que era el utensilio perfecto para los hogares.
Actualmente estamos en el boom de preparar recetas en casa, sorprender a aquellas personas que más queremos, y una forma muy particular de hacerlo es horneando panes, estos hornos retienen la humedad y el vapor por más tiempo y más rápido que un horno convencional, creando así una corteza crujiente diferente y deliciosa.