Nada Mejor que una Cocotte

Nada Mejor que una Cocotte

Nada mejor que una cocotte para una noche fría, para compartir con quienes queremos, para salir de un apuro, o para descrestar a quienes no son muy hábiles en el campo gastronómico.

En fin, la cocotte es uno de los grandes inventos de la humanidad sibarita; desde el día en que el hombre se cansó de comer carne asada y decidió meterla en un recipiente con agua para cambiar la forma de preparación y el sabor.

 

 

La cocotte es un elemento de cocción y al mismo tiempo de presentación; que nos permite llevar a la mesa desde los más sencillos platos, hasta las más sofisticadas presentaciones. Cocinar en cocotte es seguir la tradición sin renunciar a la innovación, es recordar las tradiciones y llevarlas a platos actuales, evolucionados y saludables; para compartir en la mesa y reunirnos en torno a ella con familiares y amigos.

 

 

La cocotte, un nombre sofisticado y francés es muy fácil de traducir y de utilizar. Estamos hablando de un recipiente metálico y resistente al calor intenso; estamos hablando de una simple cazuela o cacerola, estamos hablando de Victoria que tiene sin duda las mejores y más bonitas del mercado. Para una buena receta de cocotte podemos utilizar la olla con tapa de cuatro litros para compartir; o para servir individual; las cazuelas de 14 o 16 centímetros con tapa en cerámica del Carmen de Viboral, las mini cocottes o inclusive, las salseras. Una cocotte puede utilizarse de la misma forma que un sartén o una olla.

 

 

La fuente de calor depende de la preparación, pero va desde la leña hasta la inducción, pasando por el gas y el horno. Finalmente, también puede utilizarse para servir los platos ya preparados como si se tratara de una bandeja.

 

Dentro de mis recetas favoritas para cocottes, están los huevos para un buen desayuno y las berenjenas parmesanas. De las dos podemos encontrar gran variedad de formas de preparación, pero para una cocotte individual; bien presentada, fácil y deliciosa, les quiero compartir la receta de las berenjenas parmesanas.

 

 

Esta receta es aproximadamente para 4 personas. Lo primero que hacemos es una salsa o guiso de tomates frescos. En una cocotte grande o sartén sofreímos en un poco de aceite de oliva a fuego medio, dos cebollas picadas y tres dientes de ajo macerados, hasta que la cebolla esté doradita. Agregamos unos 12 tomates sin piel ni pepitas,

 

partidos en pequeños trozos, un poco de romero, albahaca, sal y pimienta. Se revuelve ocasionalmente hasta obtener una salsa un poco espesa. Ahora cortamos tres berenjenas en tajadas de unos 5 milímetros, sellamos cada tajada en una sartén muy caliente, con muy poco aceite de oliva, que queden bien cocidas y algo tostadas. Engrasamos cada una de las cocotte y hacemos el montaje; laminas de berenjena, salsa de tomates, bastante queso parmesano rallado combinado con holandés o mozarela, y se repiten unas tres capas. Se termina con una mezcla de parmesano, polvo de bizcocho y orégano. Se lleva al horno a 350 grados hasta que este burbujeante del calor y bien gratinada.

Por: Mónica Restrepo Isaza


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